¿Alguna vez no encontraste un bin de reciclaje y sentiste culpa al tirar esa botella de plástico a la basura? O bien, ¿te sentiste mal pensando que no haces lo suficiente para aportar a la mejora del medio ambiente? Estos son algunos ejemplos de lo que se conoce como Eco Culpa.
Es una culpa tan generalizada en la sociedad que recibió un nombre específico. La Eco Culpa son los reproches que nos hacemos al sentir que no ayudamos lo suficiente para mejorar el medioambiente. Esto nos puede generar ansiedad o un bloqueo ante el tema.
Como explica el medio sobre psicología La Mente es Maravillosa, “la culpa es un mecanismo por el cual hacemos un juicio moral al respecto de nuestra conducta, sensaciones o pensamientos. Asumimos que hay algo que está mal en nosotros”.
La ansiedad está ligado a la culpa, una emoción que nos llega afectar físicamente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que más de 264 millones de personas lo viven en el mundo. Según estadísticas de este organismo, en Chile más de 1 millón de personas padecen ansiedad.
Es primordial recordar que la ansiedad no es un defecto, pero sí es algo que se puede trabajar. Es importante tener espacios de autocuidado y analizar cómo y por qué nos sentimos de cierta manera para liberarnos de la culpa. Recordemos que si bien nuestras decisiones a nivel individual sí influyen en el medio ambiente, donde más ganamos poder es como colectivo. Desde lo individual podemos ser parte y suscitar un cambio social mayor. Somos agentes de cambio!
Como decíamos en el blog de eco ansiedad, hay cuatro maneras de trabajar espacios de bienestar. Estas son, un cuaderno de emociones, espacios de autocuidado, respiración consciente, trabajar mis posibilidades desde mis limitaciones y apoyo profesional. Conoce más sobre estos puntos en el blog mencionado.